¿Qué hacemos cuando nos muerde un perro o a nuestros niños algún compañero de curso?
Las mordeduras son un problema que vemos frecuentemente en niños, y pueden ser provocadas por animales, especialmente perros y gatos.
Las razas de perros que con mayor frecuencia muerden a los niños, son el Pastor Alemán, los Pit Bull. Muchos de los casos de mordeduras, son por los perros de la casa, y se relacionan con la imprudencia de los niños al molestar a los perros cuando comen, o por juegos bruscos con ellos, siendo la mayoría de los niños de edades pequeñas.
El problema con las mordeduras radica no sólo en la lesión y el problema estético que se presente, sino en el riesgo tan alto de infección que existe, ya que la saliva de los animales y de los humanos está altamente contaminada. Aún las heridas que son solo punzantes, como las que provocan los gatos, tienen un riesgo alto de infección.
Lo más importante entonces, es tomar las precauciones necesarias para evitar las mordeduras: seleccionar a los perros por su carácter, evitar las razas como los Pit Bull, no tener perros entrenados para el ataque si los niños juegan con ellos, enseñar a los niños el manejo apropiado de los perros, presionar a las autoridades para que encierren a los perros callejeros , en fin, utilizar el sentido común cuando existan niños y animales domésticos en una casa.
Desde el punto de vista médico, el manejo de las mordeduras comprende varios pasos:
1. Limpieza de la herida. El limpiar adecuadamente la herida es un aspecto fundamental. En muchos casos esto puede hacerse en la casa con agua y jabón líquido, aún cuando después se limpie de nuevo en el hospital o consultorio.
2. Irrigación y debridación. Estos son procedimientos que se realizan en el hospital cuando la herida lo justifica, asegurándonos así una mejor cicatrización y un menor riesgo de infección.
3. Cierre de las heridas. En estos casos no siempre es aconsejable cerrar la herida, ya que se puede facilitar la infección y dificultarse la cicatrización. El médico deberá valorar a cada paciente y tomar la decisión, según sea el sitio de la herida, la extensión, la causa y la condición del paciente.
4. Antibióticos apropiados. La mayoría de los casos deben recibir antibióticos, sobre todo aquellos con heridas en la cara y manos, con heridas punzantes o muy extensas.
5. Siempre debemos pensar en tres infecciones probables: el tétanos, la rabia, y el SIDA, este último especialmente en mordeduras asociadas a abuso sexual o agresión, y tomar las medidas preventivas apropiadas.
6. Inmovilización del cuello. Cuando las heridas son en la cabeza, existe la posibilidad de lesión del cuello, ya que con frecuencia el perro revolotea al niño, por lo que se debe ser muy cuidadoso al movilizarlo.
7. Debemos capturar al animal agresor y vigilarlo apropiadamente por un período de 10 días.
Si somos cuidadosos, nuestros niños podrán disfrutar de los animales domésticos, y desde luego, de la relación con los otros niños.